El Mundo Entero es tu Antibiblioteca

El Mundo Entero es tu Antibiblioteca

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En How to Travel with a Salmon Umberto Eco escribe sobre el shock que reciben quienes visitan su casa al encontrarse con los miles de tomos en su biblioteca personal. La esencia del ensayo se hizo famosa cuando Nassim Taleb lo parafraseó en su bestseller Black Swan. Al igual que el concepto japonés de “Tsundoku”, la cita con la que abre Taleb adorna los blogs de muchos amantes de los libros quienes la comparten sin pensarlo mucho:

El escritor Umberto Eco pertenece a esa pequeña clase de eruditos que son enciclopédicos, perspicaces y no tediosos. Es el propietario de una gran biblioteca personal (incluyendo treinta mil libros) y separa a los visitantes en dos categorías: aquellos que reaccionan con “Wow! Signore professore dottore Eco, qué biblioteca tiene. ¿Cuántos de estos libros se ha leído?” y los otros —una minoría muy pequeña— quienes entienden que una biblioteca privada no es un apéndice para estimular el ego sino una herramienta de investigación. La biblioteca debe contener tanto de lo que no conoces como tus medios económicos … te permiten poner en ella. Acumularás más conocimientos y más libros a medida que envejezcas, y el creciente número de libros sin leer en tus estantes te mirará amenazadoramente. De hecho, entre más sabes, más grandes serán las filas de libros sin leer. Llamemos a esta colección de libros no leídos una anti-biblioteca. (Traducción propia.)

Yo soy un acumulador de libros, así que la idea de la antibiblioteca claramente resuena. He sabido de la version del cuento de Taleb que se enfoca en los conocidos desconocidos por años, pero nunca había investigado su fuente hasta esta semana. Curiosamente, al buscar en línea el título del libro que contiene el ensayo de Eco, me di cuenta que lo había puesto en mi propia antibiblioteca hace años, esperando el momento oportuno. Mi lista de libros está rondando los mil títulos, y está metafóricamente al lado de los libreros en constante expansion en mi sala, los cuales hoy por hoy contienen otros cuatro volúmenes de Eco (de los cuales solo he leído dos).

Según Taleb, el valor de poseer libros no leídos es tener información desconocida a la mano en el momento correcto. Hoy en día, sin embargo, hay una paradoja inherente en la acumulación literaria. Eco y su pescado viajaron juntos en el verano del ‘94. Coincidentalmente, Jeff Bezos fundó Amazon más o menos al mismo tiempo, echando a andar una máquina que fundamentalmente cambiaría la dinámica y redefiniría el valor de los libros físicos. Para escribir este ensayo, usé Libby para recibir instantáneamente en mi Kindle una de las copias de Black Swan de la la Biblioteca Pública de San Francisco, y si hubiera querido comprar la versión impresa podría haberla recibido en la puerta de mi apartamento en 48 horas. Gracias, Jeff.

Hoy, los desconocidos desconocidos no se resuelven teniendo más libros. Las bibliotecas personales son herramientas de investigación útiles únicamente cuando los libros en ellas no estarían disponibles de otra manera. Mientras que una buena biblioteca puede relucir en términos de curación, esa cualidad se puede lograr con una simple lista y ningún libro. Hay una razón por la que las bibliotecas abstraen sus colecciones con índices y sistemas de clasificación: la fisicalidad, casi que por definición, representa una pérdida en su capacidad para el descubrimiento al compararla con un índice, o tal vez más controversialmente un search box. Cuando la biblioteca local puede mandarnos la versión digital de cualquier libro a nuestro smartphone de gratis, y cuando comprar una copia en línea está a solo un par de clicks, la restricción de disponibilidad no tiene sentido, incluso para los antieruditos de Taleb. Excepto por libros raros y fuera de impresión, obras anotadas u otras rarezas, creo que no hay valor en tener una antibiblioteca física. Irracionalmente, esto no me ha impedido construir una.

La lectura es exponencial por naturaleza. La intertextualidad implica que por cada libro que leemos, probablemente encontraremos referencias a otros N que querremos agregar a nuestro montón. Yo acumulo libros sin leer, y lo disfruto. Navegar librerías y perderme entre sus estantes está en mi checklist cada vez que visito nuevas ciudades. Prefiero leer en papel que en una pantalla, y me gusta la sensación que me da cuando en una conversación alguien sale con un libro que sé que está en mi estante. Pero, sin embargo, si soy honesto, no sé por qué es que a menudo regreso a mi casa con más libros para agregar a mi colección.

No hay una justificación racional para tener una antibiblioteca personal, pero tampoco debe haberla. Al final, el punto de Taleb no es que acumular libros sea bueno, sino que solo podemos prosperar al admitir las limitaciones de nuestro conocimiento. Una antibiblioteca es valiosa porque nos recuerda cuánto no sabemos. Hoy en día, casi toda la producción de la empresa humana está a nuestro alcance. Ese hecho es más desconcertante que las filas sin leer de cualquier antibiblioteca.


Foto: Lungarno degli Archibusieri, Florencia, por mí. Anteriormente compartida en Italia II - Firenze.


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