Fragmentación y la tercera ola de ERPs

Fragmentación y la tercera ola de ERPs

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En el 2001, cuando estalló la burbuja de las empresas dot com, InfoWorld escribía que el auge del software B2B estaba impulsando el renacimiento de tecnologías de planificación de recursos empresariales (ERP, por sus siglas en inglés). En el 2024, estamos viendo un nuevo resurgimiento de los ERP, pero en esta tercera ola, nadie está tratando de construir una herramienta monolítica que sirva para todos por igual. El mercado se está fragmentando cada vez más, y estamos a punto de ver florecer mil flores.

Pasé una buena parte del año pasado aprendiendo sobre software de contabilidad, y sobre ERPs en particular, tratando de entender qué hace que las empresas elijan una herramienta sobre otra, qué necesitan los usuarios de sus sistemas internos y qué factores los obligan a actualizarlos. Rápidamente me di cuenta de que “ERP” es un término de mercadeo, y no uno muy significativo: pocas empresas realmente tienen una única base de datos operativa, y la mayoría batallan constantemente sincronizando sus datos con la ayuda de un pequeño ejército de ingenieros, consultores y data pipelines defectuosas.

Los ERP prometen integrar diferentes procesos empresariales en un único sistema centralizado. En teoría, los equipos de Finanzas, Recursos Humanos, Ventas, etc., deberían poder operar con una sola herramienta integrada, asegurando consistencia y reduciendo la redundancia. En práctica, los equipos alimentan datos a través de soluciones SaaS y equipos de contabilidad sobrecargados reconcilian lo que esas herramientas producen para entregar una imagen del negocio lo más clara posible al equipo ejecutivo, sabiendo muy bien que sus informes no son precisos.

Después de hablar con muchos profesionales de finanzas y operadores en el ecosistema fintech, me queda claro que la mayoría de las empresas modernas no necesitan bestias como NetSuite o Workday, pero tampoco están bien servidas por Quickbooks, Xero, u otros jugadores pequeños. Simplemente no tienen mejores opciones. Todas estas herramientas son torpes, con 20-30 años de historia y funciones acumuladas, pero los equipos de finanzas y contabilidad son aversos al riesgo y se rehusan a usar software no probado que requiere conexiones tan profundas con sus procesos empresariales. Sobre los sistemas existentes, esos equipos van mejorando y automatizando procesos poco a poco con nuevos sistemas de un solo propósito. Esto significa que a medida que las empresas crecen, sus sistemas centralizados se convierten en quimeras osificadas llenas de integraciones con APIs forzados y objetos custom, causando tanto deuda técnica como organizacional. Casi todos con los que hablé ven su ERP como una necesidad dolorosa de mantener y operar, pero también cómo la única herramienta en la que confían para hacer su trabajo. Mike Bianco lo describe bien cuando habla de NetSuite como software terrible, pero “lo suficientemente bueno para quiénes necesitan usarlo todos los días”. Esta dinámica es en gran parte favorable a los incumbentes.

La razón por la que los ERP incumbentes van a perder relevancia frente a nuevos entrantes no son los nuevos modos de trabajo impulsados por inteligencia artifial ni una mejor y más rápida experiencia de usario, sino el hecho de que se fragmentaran en versiones nicho de sí mismos, cada uno con una pequeña parte del total. Las innumerables herramientas de FP&A, facturación, gestión de cierres y de facturación en el mercado muestran que hay jugadas específicas que valen la pena construir, y a medida que las interfaces de software se vuelvan más flexibles, migrar procesos a nuevos sistemas será cada vez más fácil. Más allá de las startups que cortan rodajas horizontales, otras están adoptando cada vez más un enfoque vertical, construyendo ERPs completos pero adaptados a industrias o modelos de negocio específicos. Empresas como Turbine, por ejemplo, están creando soluciones de contabilidad y operativas para marcas de e-commerce, mientras que Rillet está haciendo lo mismo para negocios de SaaS. La especialización permite a las startups comprender los puntos de dolor y las necesidades de su mercado meta, permitiéndoles ofrecer mejores soluciones. Cada una de esas soluciones verticales será lo suficientemente buena a su manera.

A medida que el concepto del ERP se vuelve más fluido, más y más funcionalidades están siendo extraídas y ofrecidas como productos independientes. Hoy en día, el software ERP es central en los procesos empresariales, pero a medida que los jugadores actuales se desgasten hacia un stack componible, el panorama cambiará y se fragmentará significativamente. Las empresas ya están eligiendo solo lo que necesitan, en lugar de verse obligadas a adoptar una suite completa de funciones mediocres e irrelevantes, pero integradas. Lo que hace que un ERP sea un ERP hoy en día es su centralidad, pero en este nuevo entorno, las empresas que tendrán éxito serán aquellas que abracen la fragmentación.


Photo: Reforma, por mí. Anteriormente compartida en CDMX.

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